Preocuparse es normal, todos tenemos miedos y nos vemos ansiosos cuando nos enfrentamos ante un futuro posiblemente incierto. Sin embargo, la gente que no vive para Dios experimenta en peor medida estas circunstancias, ya que solo confía en sus fuerzas, nuestra diferencia radica en que «Dios esta con y en nosotros«.
Cediendo el control
No sabemos tratar con los problemas. Creemos que somos capaces de controlar cada aspecto de nuestra vida para que las cosas sucedan de manera perfecta o como queremos que sucedan. Pero fracasamos en el intento, pues la dura verdad es que no podemos controlarlo todo.
Dios conoce todos nuestros problemas. Él es soberano en cada aspecto de nuestra vida, sin embargo, quiere que reconozcamos en Él la autoridad para dirigirla.
«No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús». (Filipenses 4:6-7, NVI)
En su palabra Él nos promete que si dejamos en sus manos nuestros problemas, cuidará nuestros corazones y pensamientos de la ansiedad o la desesperación. Pero debemos ser humildes, orar y reconocer que lo necesitamos, pues Dios se resiste a los altivos de corazón (Santiago 4:6).
A veces, el ver lo que está en frente, nos ciega, de modo que olvidamos que tenemos un Dios Todopoderoso, capaz de transformar los desiertos en manatiales.
«Haré brotar ríos en las áridas cumbres, y manantiales entre los valles.
Transformaré el desierto en estanques de agua, y el sequedal en manantiales». (Isaías 41:18, NVI)
Un corazón humilde también es agradecido, sea cual sea la situación, confía en que todo lo que nos pasa nos ayuda para bien (Romanos 8:28).
Con todo esto, no quiero que pienses que no debes hacer tu parte para solucionar los problemas de cada día, sino que estos problemas no deben ser tu afán, porque tienes un Dios más que capaz de manejarlos y Él no quiere que esa sea tu manera de afrontar la vida.
Sabemos que en la vida tendremos que pasar dificultades, pero también sabemos que Dios nos cuida, que sabe manejar nuestras cargas mejor que nosotros y por consiguiente debemos confiar en su voluntad para nuestras vidas.