Hace poco tiempo atrás, ocurrió un hecho horrible, condenable, monstruoso. Un hombre mató a su hijastra de solo un año y once meses. El cruento caso salió a la luz luego de que la mamá de la víctima llevara a la a menor a un centro asistencial con algunas magulladuras, como quemaduras de cigarros, contusiones y lesiones de carácter sexual.

Ante este lamentable y cruel hecho, la gente pedía la “La pena de muerte”, ya extinta de nuestro código civil en Chile. Así también, ciertos sectores evangélicos, pedían que esta volviera aludiendo a las Escrituras, preferentemente a la Ley Civil de Dios entregada a Israel. ¿Quién podría discutir esto? Sí en el Antiguo Testamento la gente era ejecutada por adulterio, idolatría y otros pecados, y esto dictaminado por Dios ¿Por qué hoy no?

El contexto bíblico

Israel acababa de salir de Egipto, tierra donde fue esclavo por cuatrocientos años, tiempo por el cual además de ser esclavos se habían alejado de su Dios. Muchos israelitas habían adoptado costumbres tanto religiosas como culturales de aquel imperio, por lo que Dios estaba tratando con un pueblo con muchos ripios.

Una vez Israel es liberado de la esclavitud egipcia, se encuentra con muchos pueblos y tribus cananeas “paganas”, con prácticas brutales y hasta irracionales para nosotros hoy en día. Ante este contexto, Dios entrega leyes al pueblo de Israel para que se distingan de los demás pueblos y además puedan manifestar el carácter Santo de Dios. Dios primero entrega los 10 mandamientos (decálogo) y luego entrega una Ley Civil. Es dentro de esta Ley Civil que encontramos la “pena de muerte”.

La Ley Civil era aplicada por los ancianos escogidos de entre las distintas tribus, hombres justos, sabios y temerosos de Dios (Exodo 18).

Contexto chileno

Ahora, imaginemos que en nuestro país se volviera aplicar la “pena de muerte”; Chile es uno de los países en los que crece más la corrupción, tras un estudio realizado por la ONG Transparencia Internacional entre un 78% y un 87% de los entrevistados cree que está creciendo, y un 22% asegura haber pagado a un funcionario alguna “coima”. ¿Podríamos dejar en manos corruptas, que no creen en Cristo, ni aman la Ley de Dios la Pena de Muerte? Si como cristianos estamos de acuerdo en determinar la pena de muerte otra vez, entonces nosotros también seríamos culpables y asesinos por los inocentes que cayeran en manos corruptas y se les aplique.

La “pena de muerte” bajo las prescripciones bíblicas en nuestro “código civil chileno” claramente provocaría muchos sismos dentro de las leyes chilenas, sería incompatible contar con “pena de muerte” por bestialidad y a la vez en el mismo marco legal, contar con leyes de aborto, acuerdo de unión civil (reconocimiento legal de relaciones homosexuales), etc. Sería una incoherencia tanto para la Ley Civil de Dios y para el código civil chileno. La Pena de Muerte, bajo las prescripciones bíblicas dejaría de ser coherente, orgánica y no mostraría la voluntad de Dios. Y para que esta Ley Civil de Dios sea lo que corresponde que sea, entonces deberíamos incluir todo el Código Civil de Dios y de alguna forma lograr una Teocracia. Lo que claramente Dios no hará por medio de su Ley Civil, sino que por medio de Jesucristo (quien cumplió la Ley) y el derramamiento de su Gracia para con su pueblo escogido.

¿Fuimos hechos para morir?

Cuando decimos que antes de nuestra vida cristiana estábamos muertos y Jesús nos libró de la muerte, a veces lo decimos como algo muy metafórico, algo etéreo, como si esa bendición de la resurrección no aplicara para nosotros hoy en el presente, pues tenemos que ir al Edén.

Adán y Eva vivían en perfección en el Jardín que Dios plantó para sus amados hijos. Ellos contaban con todas las bendiciones y el profundo amor de Dios. Sin embargo se les encargo que obedecieran en una cosa, que no comieran del fruto del árbol prohibido aunque que de todo lo demás si podían comer (Génesis 2:17), mas ellos cayeron ante la tentación y las mentiras de Satanás y desobedecieron a Dios.

Entonces Adán y Eva murieron, su relación directa con Dios fue cortada y sus cuerpos mortales, solo era cuestión de tiempo en que murieran. ¿Por qué digo esto? El árbol de la Vida no estaba prohibido, podían comer y vivir por siempre con Dios, pero Dios escondió el árbol de la Vida una vez que Adán y Eva pecaron, o sea que la muerte no estaba contemplada para el ser humano, no es humano el hecho morir, Dios nos creó como un todo único, indivisible, entonces cuando ocurre el hecho de la muerte, de la separación del cuerpo y el espíritu es un hecho causado por el pecado, la última declaración de Génesis 2:17 es “ciertamente morirás” y es lo que ocurrió.

Cristo abolió la muerte

Todo hombre que peca debe morir tanto física como espiritualmente “la paga del pecado es la muerte” (Romanos 6:23) y “todos estamos destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Es aquí donde vemos la obra de Cristo, él nos libró de la muerte tanto física como espiritual, nos libró de todas las implicaciones de la muerte.

La pena de muerte dictada para nosotros fue abolida por Cristo, su sangre bendita fue el precio de nuestra vida. Efesios 2:1 dice que antes estábamos muertos y ahora estamos vivos ¿Por qué? Porque Jesús vino por nosotros. Abolió la muerte. ¿Por qué morimos entonces? No morimos para siempre, solo es un reposo en Cristo cuando un cristiano muere, ya que tanto el muerto como el vivo en Cristo, aguarda la resurrección. Cuando Cristo vuelva y vivamos por siempre junto con El.

Por ahora la “pena de muerte” está en manos de Cristo, suya es la justicia.